Todos queremos ser eternos, eternos en el corazón de los demás, eternos en sonrisas, en miradas, en sueños de cartón, en palabras de agua a la madrugada. Queremos volar hasta lo más alto y cuando estamos allí caer en picado para poder sentir que estamos vivos, pero el problema es que aunque nuestro corazón sea de hierro nuestras alas son de cristal, y todo acabará.
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